Monday, June 1, 2015

Primer día de educación pastoral clínica

Me desperté una hora y media antes de que sonara mi alarma. Debe ser el coctel de emociones que llevo dentro. El tiempo ha pasado volando y ya he concluido mi primer año de seminario y el día de hoy dará inicio mi clase de educación pastoral clínica.

Una de las mayores enseñanzas de este año ha sido la de reconocer y aceptar mi vulnerabilidad. En más de una ocasión me he visto frente a mis compañeros expuesta totalmente, sin máscaras ni pretensiones y esto me ha ayudado a crecer. Estoy consciente de que esta clase será intensa pero también gratificante en muchos sentidos.

Por supuesto me preocupa no ser apta para esta tarea, no saber escuchar lo suficiente, no poder reconocer la información importante, no tener las palabras adecuadas y, sobre todo, no estar lo suficientemente presente. También me preocupa no ser lo suficientemente fuerte y llorar como Magdalena ante el sufrimiento de otros.

Por otro lado, me emociona el saber que estoy a punto de vivir experiencias que sin duda me van a transformar. Que me van a permitir explorar partes de mi, preconceptos y asunciones que tal vez en este mismo momento no puedo identificar.

De muchas maneras, siento que estaré totalmente expuesta, con el alma desnuda frente a la tormenta y eso me asusta un poco. Si bien es cierto que la vida en ocasiones nos forza a enfrentarla de esta manera y nos recuerda lo vulnerable que somos, pocos nos acercamos a esta experiencia de manera voluntaria. De hecho, de no haber sido porque es un requisito para mi programa de estudio tal vez yo tampoco lo habría hecho.

Sí, me asusta pensar que veré a gente morir y muchos sufrir, que no tendré la respuesta correcta cuando los familiares o los pacientes me pregunten "¿Por qué?", que en ocasiones yo misma preguntaré "¿Por qué?" y que la mayoría de las veces tendré que conformarme con no tener una respuesta ni siquiera un acercamiento lógico.

Sin embargo, me embarco en esta travesía con la esperanza de que mis manos y mi presencia se conviertan en una fuente de esperanza o sanación, que sean reconfortantes para quienes se crucen en mi camino y que ellos sean tan bendecidos como yo por el tiempo, no importa cuan mínimo, que pasemos juntos.

No comments:

Post a Comment