Sunday, August 23, 2015

Un ritual para despedir la niñez.

Este año mi hija mayor cumplió 12 años, está a punto de iniciar el 7mo grado en la escuela y el día de hoy fue su ceremonia de transición a la adolescencia en la iglesia.
En la tradición unitaria universalista, los jovencitos de entre 12 y 13 años de edad cursan un programa especial para marcar la transición de niños a adolescentes. Es decir, para marcar el momento en el que estos niños dejarán de asistir a las clases de escuela dominical y empezarán a pertenecer al grupo de jóvenes. COA (Coming of Age) por sus siglas en inglés- y ahora pienso que debería de pensar en un buen nombre en español- es ya un rito tradicional en nuestra denominación. Por unas semanas, los jovencitos participantes tienen un mentor que les ayuda a explorar su identidad como unitarios universalistas. El programa es enriquecido por experiencias en las que los participantes aprenden a trabajar en equipo, a conocerse, a expresar sus ideas y a escuchar las de los demás. El papel del mentor es importante porque representa una oportunidad para que los jovencitos empiecen a ampliar su círculo de interacción en la iglesia y a formar lazos importantes con otros adultos en la congregación.
Como parte de este programa, mi hija y las otras participantes (entre ellas un niño) realizaron una actividad de circuitos de cuerdas, exploraron una práctica espiritual, discutieron preguntas importantes sobre la vida y la muerte y tuvieron una pijamada. Mientras las niñas se reunían y discutían sus ideas, los padres nos reuniamos en otro salón y discutiamos lo que significaba tener hijos en esta etapa de la vida y explorábamos algunas de las mismas preguntas que nuestras niñas con el fin de que al ir de regreso a casa pudiéramos tener una conversación más rica con nuestras ellas.
Después de la pijamada, llegó el momento para que las jovencitas escribieran sus credos que iban a presentar a la congregación. Los padres, por nuestra parte, tuvimos que escribir bendiciones para nuestras hijas que también serían presentadas durante el servicio. El día del servicio, cada jovencita es presentada a la comunidad por su mentor, después cada una lee su credo personal, los padres ofrecen sus bendiciones y al final la congregación entera ofrece una bendición a las jovencitas. Cada niña recibe un dije de cáliz ardiente como recuerdo de este importante momento.
Esta tradición me parece importante. Yo había notado que mi hija se encontraba en una etapa particularmente difícil; ya no se identificaba como niña pero tampoco tenía la edad suficiente para hablar y hacer cosas de adultos. Sin embargo, este programa le dio la oportunidad no solo de conocer, de manera más profunda, a otras jovencitas de su edad sino también de encontrar un espacio en donde su voz, su opinión y su forma de ver el mundo podían ser expresados y recibidos con respeto. A mí me dio la oportunidad de entablar conversaciones importantes y profundas con mi hija que no me habría imaginado tener a esta edad con ella. Como parte de una tarea, hablamos sobre nuestras ideas de la Divinidad, sobre lo que creemos que pasa después de la muerte, sobre nuestros valores y por qué son importantes para nosotras. Y con cada charla yo sentía que nuestro vínculo de hija y madre se iba fortaleciendo.
Creo que somos afortunadas de pertenecer a una comunidad que reconoce y provee un espacio no solo para demarcar las distintas etapas de desarrollo del ser humano sino también para celebrarlas y explorarlas juntos.

Quiero concluir precisamente con un fragmento de la bendición que esta mañana dediqué a mi hija:

"Ericka
Que continúes tu camino con alegría y entusiasmo. Que siempre creas que dentro de ti se encuentra la fortaleza para vencer cualquier obstáculo. Que te regocijes en las múltiples melodías de la vida y que bailes al compás de cada una de ellas. Que tu coraje sea siempre más fuerte que tus miedos. Que encuentres amistad verdadera en todos lados. Que estés protegida de cualquier daño. Que sepas que estás rodeada y sostenida por un amor que va más allá de tu comprensión y que ese amor te recuerde siempre que nunca estás sola.
                                                          Así sea."