Friday, July 18, 2014

1ra semana de cursos intensivos

He pasado mi primera semana en Meadville y ahora tengo la oportunidad de reflexionar sobre ella. Mi primera clase de seminario, fue una clase sobre improvisación y ministerio. El lunes iniciamos con una meditación breve que inmediatamente me reveló lo mucho que extraño a mis hijas; sentimiento que he estado reprimiendo desde que salí de San Diego.

El lunes y el martes prácticamente pasamos el día haciendo algunos ejercicios de improvisación que me resultaron divertidos pero de los cuales aún no comprendía su propósito. El miércoles, tuvimos un taller sobre trabajos en grupos pequeños y predicación improvisada. Debo enfatizar que este concepto de predicar un sermón de manera improvisada no se refiere a simplemente pararse en el púlpito y decir lo que se nos ocurra en ese momento. La idea es que haya una preparación previa pero que no se recurra a la memorización, ni a un sermón escrito para llevarlo a cabo. Para quienes hacen esto como parte de sus prácticas puede no resultar muy innovador, pero dentro de la cultura unitaria universalista sí lo es. En esta tradición, los sermones tienden a ser muy cerebrales, citando a menudo a grandes intelectuales y predicando o leyendo, lo más cercano posible, el sermón que ha sido escrito de antemano. Esta experiencia no sólo me otorgó los vínculos y la cercanía que ofrece un grupo de alianza pequeño, sino que tuvimos la oportunidad de poner a práctica lo aprendido e improvisar un sermón de 3 a 5 minutos. Los resultados de este ejercicio fueron asombrosos. Debo admitir que no fue un sermón completo y que la mayoría de nosotros somos seminaristas de primer año sin experiencia escribiendo o dando sermones. Sin embargo, los sermones compartidos por cada uno de los miembros del grupo fueron honestos, elocuentes, reveladores y pronunciados de una manera única. Fue gratificante ver no sólo las diferentes maneras en que abordamos el mismo ejercicios sino también el tener la oportunidad de apreciar nuestros estilos únicos y de comprender mejor los dones que cada uno de nosotros trae a nuestra fe. Ese mismo día tuvimos la oportunidad de almorzar con el actual presidente de la organización, Peter Morales y de escucharlo predicar durante nuestro servicio vespertino.

El jueves fue un día muy emotivo que nos tomó a todos por sorpresa. Ese día nos pasamos toda la clase haciendo teatro de repetición y donde tuvimos la oportunidad de aprender, a primera mano, el increíble poder curativo del teatro cuando se lleva a cabo en un lugar seguro como el que creamos en clase. No hace falta decir que terminamos exhaustos al final del día pero con un sentimiento profundo de haber sido tocados por las historias compartidas y la disponibilidad de exponernos y exhibir nuestra vulnerabilidad. Fue un día hermoso.

La mayor parte del día de hoy, viernes, lo pasamos concluyendo el curso. Preparamos una pequeña demostración del trabajo que hicimos para los otros profesores y empleados y aunque sólo cuatro personas fueron, nosotros tuvimos al oportunidad de ver cuánto habíamos aprendido esa semana. Fue una especie de examen final con calificación inmediata. También aprendimos un poco sobre el teatro de los oprimidos y tuvimos oportunidad de explorar uno de sus formatos. La discusión que surgió después de discutir este tipo de teatro fue increíble y también nos demostró el poder que puede tener esta forma de teatro para iniciar una discusión sobre justicia social.

Ha sido, en general, una gran semana a pesar de que extrañé mucho a mi familia y que deseo poderlos tener aquí conmigo y abrazarlos fuerte. Esta semana en Meadville ha fortalecido mi llamada al ministerio. Me siento receptiva a todas las experiencias que este caminar va a ofrecerme.